8 Dijo el rey de Israel a Josafat: «Queda todavía un hombre por quien
podríamos consultar a Yahveh, pero yo le aborrezco, porque no
me
profetiza el bien, sino el mal. Es Miqueas, hijo de Yimlá.» Dijo
Josafat:
«No hable el rey así.»
9 Llamó el rey de Israel a un eunuco y le dijo: «Trae en seguida
a
Miqueas, hijo de Yimlá.»
10 El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno
en su trono, vestidos de gala, en la era que hay a la entrada de la puerta de
Samaría, mientras que todos los profetas estaban en trance delante de ellos.